Departamento de Religión IES Serra Espadà: mayo 2013

VIAJE A LA TOSCANA 2013

El pasado 14 de marzo algunos alumnos de 4º de ESO y de 1º de Bachillerato empezamos nuestro viaje a la Toscana con David, Miguel Ángel y Emili, como profesores. Embarcamos en Barcelona a pesar a un retrasillo en la hora de salida (parecía que había olas) y al día siguiente nos desplazamos a Siena desde el puerto de Roma. Eso sí, sin parar en el hotel de Montecatini. Allí, recorrimos toda la ciudad durante la mañana con dos guías muy agradables. Por la tarde fuimos a San Gimignano, un fantástico pueblo que recordaremos por sus torres. Pasamos la noche en el hotel y, más tarde comprobamos el ambiente nocturno de esta localidad. El día 17 visitamos Florencia. Una vez más, gracias a dos guías pudimos disfrutar de la capital toscana: admiramos la catedral de Santa Maria del Fiore; el Puente Viejo, “al hombre más guapo del mundo”, el David… Nuestro último destino en Italia fue Pisa. Aunque nos llovió por la mañana, después empezó a lucir el sol. Tras haber realizado la típica foto aguantando la Torre Inclinada para que no cayera, entramos en la catedral y en el baptisterio. Luego fuimos todos juntos a un restaurante donde, sin duda, comimos muy a gusto, pasta por supuesto. Por la tarde, embarcamos en Civitavecchia y dijimos un hasta pronto a la bella Toscana. Con el mar en calma, el día 19 llegamos a Barcelona y de allí nos dirigimos a Onda muy satisfechos del viaje.

Agradecemos a los profesores, que han hecho posible esta gran aventura. Pero no nos quedemos sólo con las pizzas, los macarrones, los helados, las fotos durmiendo en el autobús… al contrario, guardemos esta experiencia imborrable de amistad y convivencia para siempre.

Irene Ribes, 1º Bachiller

VIAJE A LA TOSCANA

Ha sido uno de los mejores viajes que he hecho, ya que Itália es un país muy bonito. Fue una buena experiencia con sesenta compañeros y tres profesores con los que he compartido momentos muy graciosos.

Todo empezó el jueves 14 rumbo a Barcelona para coger el barco que nos llevaría a Civitavecchia. Se suponía que llegaríamos a la tarde del día siguiente para hacer noche en Montecatini y al día siguiente ir a Siena y san Gimignano; pero no tuvimos tanta suerte. El barcó llegó con cinco horas de retraso, lo que también nos retrasó la llegada a Civitavecchia desviándonos en alta mar al haber olas de nueve metros (¡Qué mareo!). Se llegó a la conclusión de dormir en el autobús, no ir a Montecatini y viajar directamente hacia Siena y San Gimignano ya que perdíamos mucho tiempo, canviándonos en un área de servicio jajaja.

Siena me encantó, junto con San Gimignano (la antigua Manhattan), fueron los pueblos que más me gustaron.

Sobre las ocho de la tarde nos dirigimos hacia Montecatini (por fín) con unas ganas de ducharnos impresionantes, cenamos y luego salimos por la ciudad, dónde no se veía ni “Peter” jajaja, ya que la juventud estaba en una macrofiesta.

Ya era domingo, ese día visitamos Florencia, la capital de la Toscana, vimos muchas cosas interesantes y sobre todo los “ragatzi” jajaja (chicos para quien no lo entienda). Lo que más me gustó fue el Pontevecchio. Por la noche volvimos a Montecatini para cenar, pero estábamos tan cansados que no salimos.

El lunes ya hizimos las maletas y nos dirigimos a Pisa para ver su monumento más característico, la torre. Desgraciadamente llovió a cántares hasta que salió el sol hacia las dos de mediodía. Hay que decir que las tiendas eran chulísimas con sus bolsos y souvenirs jaja.

Por la tarde nos dirigimos a Civitavvechia para volver a coger el barco de vuelta a casa. Todos esperábamos la disco con ganas ya que el barco estaba lleno de italianos jaja.

Después de una noche movidita para algunas, tuvimos mediodía de descanso antes de llegar a barcelona para coger el autobús hacia Onda.

Ya estábamos en casa.

Ojalá fuera otra vez el jueves 14 para volver a ir.

María Baila Gimeno

VIAJE A LA TOSCANA

El pasado 14 de marzo algunos alumnos de 4 ESO y 1 BAC emprendimos nuestro viaje a la Toscana organizado por el departamento de religión del instituto. El viaje duró cinco inolvidables días que compartimos con los profesores David, Emili y M. Ángel.

Tras varios meses de preparación, salimos el jueves por la tarde despidiendo a los padres en el instituto, allí subimos al autobús (donde conocimos al extrovertido conductor que nos acompañaría durante el viaje, David, un saludo para él) llenos de energía y vitalidad camino de Barcelona.

Una vez en Barcelona descubrimos que el barco se había retrasado y tardaríamos un poco en embarcar, situación que aprovechamos para dar un paseo y cenar allí con tranquilidad, ¡incluso vimos al príncipe que saludaba desde el interior de un coche oscuro y elegante!

Tras varias horas de espera, por fin embarcamos en la nave que nos transportaría hasta la otra orilla del Mediterráneo.

Tan pronto estuvimos dentro y nos asignaron los camarotes, todos nos dirigimos muy emocionados a nuestras pequeñas habitaciones. Era ya de noche, por lo que tuvimos el tiempo justo para asearnos un poco e ir de inmediato a la discoteca del barco. Allí estaba lleno de gente bailando (bueno, si a eso se le puede llamar bailar jajaja), pero sobre todo abundaban las chicas que luciendo sus cortas minifaldas no dudaron en abordar a los apuestos y atractivos chicos del IES, cuya presencia no dejó indiferente a ninguna de ellas.

El día siguiente fue de lo más entretenido, el “suave oleaje” obligó a mucha gente a estar en la cama gran parte del día, hasta que finalmente el barco desvió su ruta y ya pudimos disfrutar de un trayecto mucho más tranquilo y placentero. Pudimos subir a cubierta o charlar en alguno de los amplios salones con el mar de fondo, una bonita experiencia tan innovadora para algunos. Pero esta desviación retrasó un poco más nuestra llegada, y pasamos otra noche de discoteca en el barco.

Al llegar a tierra firme aún nos quedaban unas horas de camino en el autobús hasta el pueblo en que nos hospedábamos, sí que decidimos que no era necesario ir hasta el hotel. Directos hacia Siena hicimos una parada para asearnos un poco, allí mismo abrimos las maletas y sacamos algo de ropa y luego desayunamos.

Al fin empezábamos nuestra visita a la Toscana, y estábamos muy emocionados.

Una vez en Siena nos separamos en dos grupos y nos encontramos con nuestras guías, que fueron muy amables y nos lo explicaron todo. Allí vimos muchas cosas, la catedral de Santa Catalina con toda su historia y también vimos los antiguos barrios en que se divide la ciudad (cada uno tiene una bandera con el animal que lo representa y David compró una de recuerdo que está expuesta en el departamento). En Siena comimos pizza y luego disfrutemos de un delicioso helado italiano.

Después fuimos a San Gimigniano, un precioso pueblo medieval del cual la guía también nos explicó su historia.

Finalmente, llegamos a Montecatini, y cargados con las maletas entramos en el hotel. Nos repartieron las habitaciones (creo que allí no se hospedaba nadie más) y cenamos pasta en el comedor.

Por la noche salimos a dar una vuelta, pero pronto volvimos a descansar tras un día agotador.

Al día siguiente nos levantamos temprano para ir a Florencia, la capital de la Toscana. Es una ciudad enorme, y con mucho encanto; allí también nos encontramos con una guía qua nos hizo un recorrido turístico con los monumentos y lugares más emblemáticos. Allí, tras una larga cola, fuimos a ver el auténtico David de Miguel Ángel (es una escultura que verdaderamente impresiona al verla en persona).

El último día visitamos Pisa, su catedral y la famosa torre inclinada, que dio lugar a multitud de fotografías ingeniosas. En un restaurante cercano comimos pasta y después tuvimos un tiempo libre, en el que la gente aprovechó para comprar los últimos “souvenirs” con un radiante sol, que sorprendió después de la lluviosa mañana.

Finalmente volvimos al autobús en dirección al puerto, mientras mirábamos en la televisión “Cartas a Julieta” recordando algunos escenarios que nosotros mismos acabábamos de visitar.

Cuando embarcamos nos asignaron los camarotes y cuando nos acomodamos fuimos a cenar; luego, de nuevo, hubo fiesta en la discoteca, donde esta vez estaba llenísima de italianos.

Al día siguiente, cuando el mar se calmó y la gente se había recuperado tras dormir un poco, estuvimos en la cubierta viendo como el sol se ponía y como atracábamos en Barcelona, con cierto aire melancólico al sentir que aquel viaje tan soñado por todos se terminaba.

Por último, de vuelta a Onda, y ya sin fuerzas tras unos días de lo más ajetreados, David hizo las últimas fotos (nota para David: hijo, lo tuyo con las fotos creo que es calificable de obsesión jajaja). En el instituto, ya pasada la medianoche, nuestros padres nos esperaban con grandes sonrisas.

Esta excursión ha sido una bonita experiencia que nos ha ayudado a acercarnos a muchos de nuestros compañeros y también a los profesores.

Finalmente, como segunda parte, fuimos unas semanas más tarde a cenar todos juntos y luego vimos el vídeo con las fotografías que David había preparado con gran ilusión.

María Martínez